

JOAQUÍN CASTAÑO
Lunes, 20 de abril 2020, 10:09
María López González es doctora en Farmacia y Tecnología Farmacéutica y vocal de Oficina de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Badajoz. Es farmacéutica en Herrera, su pueblo, donde en estos días de confinamiento presta un servicio imprescindible a los vecinos.
–¿Qué ve desde su ventana?
-Veo la Plaza de España, una preciosa plaza porticada, con una fuente que murmura en medio, que fue escenario de mis juegos infantiles y espero que siga siéndolo de los de mis hijos.
–¿Cuál es su rutina diaria?
-La misma que antes del confinamiento, las rutinas son muy importantes para la salud mental. Una buena alimentación y una higiene del sueño es fundamental en estos días, por eso intentamos mantener (dentro de lo posible, sin agobios y sin culpabilizarnos si no lo cumplimos) los horarios de comidas y de levantarse y acostarse. En lo único que lo hemos variado, tanto los niños como yo, es en las rutinas de deporte dentro de casa, intentamos hacer algún ejercicio juntos todos los días y además caminar o correr en la cinta.
–¿Qué es para usted lo mejor del confinamiento? ¿Han cambiado sus prioridades?
-Me gustaría decir que lo mejor del confinamiento es que tengo tiempo, pero de tiempo siempre ando escasa... Lo mejor del confinamiento es el sentimiento de amor fraterno. Creo que desde que estamos confinados somos, o nos vemos, más hijos, más padres, más hermanos, más amigos, más vecinos, más conocidos, ... Los sentimientos de amor se hacen más intensos. Y estoy convencida que ese sentimiento va a permanecer.
–¿Qué es lo primero que le gustaría hacer cuando esto acabe?
-Sin lugar a dudas, lo primero que voy a hacer es abrazar a mi madre.
–¿Ha presenciado algún momento positivo en su vecindario?
-Por suerte el estar en el mostrador de la farmacia me da una ventana al mundo en este momento de confinamiento. A diario vemos pequeños milagros que se tornan realidades. Con respecto al vecindario, la Plaza a las 20 hora se ha convertido en un punto de encuentro, en balcones y puertas los vecinos que aplauden el trabajo bien hecho de los profesionales. Se dan ánimos unos a otros, se preguntan e incluso cantan juntos. Es un momento de unión, quizás de comunión el que se vive a las 20 horas.
–¿Cree que cambiará algo en la sociedad después de esto?
-Ciertamente la sociedad nunca volverá a ser como antes. Quiero creer que será una sociedad mejor, una sociedad llena de valores, pues habrá aprendido qué es lo que importa realmente.
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